200 kilómetros en patines de hockey sobre hielo
Frans Henrichs nació en Soerabaja (Indonesia) en 1922. En 1937 se trasladó a Holanda con sus padres y vivió, primero, en La Haya y más tarde en Ámsterdam. Viniendo de un país tan caluroso como Indonesia se involucró muy rápidamente en un deporte tan frío como el hockey sobre hielo. Trabajaba como reportero de televisión y el hockey sobre hielo se convirtió en su especialidad. Siempre narraba las noticias de los partidos contando bonitas historias. En 1985 también escribió acerca de su propia experiencia en la “Elfstedentocht”. Escribió en "De laatste Elfstedentocht 1985 (Elsevier) lo siguiente:
“¿Es todo? ¿Tanto alboroto para esto? Eso me preguntaba en 1942 cuando terminé la “Elfstedentocht” con un pequeño grupo de jugadores de hockey sobre hielo, la mayoría de ellos...sobre patines de hockey de hielo. Los internacionales Jantje Suurbeek, Kappie Taconis, Dick Benjamin, Max Jelsma, que patinaban mucho mejor que yo formaban la delegación oficial pero yo tampoco tuve ningún problema para patinar los 200 kilómetros de la ruta. La edición de la ruta pasaría a la historia como la más fácil de la historia, y que yo no sabía en ese momento. Aunque también hubo quién preguntó en la primera ciudad “¿Queda mucho para llegar?”. Se produjeron pocos abandonos en la carrera.
Fue un día maravilloso, el sol brillaba y sin viento. ¿Era realmente todo? Pensé que siempre había sido así”
En 1947 intentó de nuevo patinar la "Elfstedentocht". También escribió sobre su experiencia en esta ruta bajo el título: "La Elstedentocht no existe" . A continuación, su informe sobre este tour.
“Pensando en el buen tiempo que nos acompañó en 1942, me situé en la salida en 1947, muy optimista, pero esta vez con patines Frisian porque estos eran mejores que los de hockey sobre hielo como me habían dicho. Muchas horas desesperadas y desamparadas entró arrastrándose a cuatro patas en una fábrica, de la que aún tengo el recuerdo de aquel agradable calor. Mis lágrimas se habían congelado en las esquinas de los ojos. Lloré, me había caído decenas de veces, sangraba y me dolía todo el cuerpo. Más aun cuando algunas partes del cuerpo, de las que algunos hombres se sienten orgullosos, empezaron a descongelarse. Pero yo ya me encontraba relativamente bien. Un compañero patinador, con el que patiné varias horas, perdería más tarde un dedo, se le congeló y tuvieron que amputárselo.
Algunos patinadores se quedaron entre los juncos. Si los funcionarios y la policía no hubieran ido a buscarlos, habrían muerto de frío.
No, "la Elfstedentocht " no existe. Cada ruta es diferente. Los dioses del clima saben la causa y son tan variables como los expertos en meteorología”
“¿Es todo? ¿Tanto alboroto para esto? Eso me preguntaba en 1942 cuando terminé la “Elfstedentocht” con un pequeño grupo de jugadores de hockey sobre hielo, la mayoría de ellos...sobre patines de hockey de hielo. Los internacionales Jantje Suurbeek, Kappie Taconis, Dick Benjamin, Max Jelsma, que patinaban mucho mejor que yo formaban la delegación oficial pero yo tampoco tuve ningún problema para patinar los 200 kilómetros de la ruta. La edición de la ruta pasaría a la historia como la más fácil de la historia, y que yo no sabía en ese momento. Aunque también hubo quién preguntó en la primera ciudad “¿Queda mucho para llegar?”. Se produjeron pocos abandonos en la carrera.
Fue un día maravilloso, el sol brillaba y sin viento. ¿Era realmente todo? Pensé que siempre había sido así”
En 1947 intentó de nuevo patinar la "Elfstedentocht". También escribió sobre su experiencia en esta ruta bajo el título: "La Elstedentocht no existe" . A continuación, su informe sobre este tour.
“Pensando en el buen tiempo que nos acompañó en 1942, me situé en la salida en 1947, muy optimista, pero esta vez con patines Frisian porque estos eran mejores que los de hockey sobre hielo como me habían dicho. Muchas horas desesperadas y desamparadas entró arrastrándose a cuatro patas en una fábrica, de la que aún tengo el recuerdo de aquel agradable calor. Mis lágrimas se habían congelado en las esquinas de los ojos. Lloré, me había caído decenas de veces, sangraba y me dolía todo el cuerpo. Más aun cuando algunas partes del cuerpo, de las que algunos hombres se sienten orgullosos, empezaron a descongelarse. Pero yo ya me encontraba relativamente bien. Un compañero patinador, con el que patiné varias horas, perdería más tarde un dedo, se le congeló y tuvieron que amputárselo.
Algunos patinadores se quedaron entre los juncos. Si los funcionarios y la policía no hubieran ido a buscarlos, habrían muerto de frío.
No, "la Elfstedentocht " no existe. Cada ruta es diferente. Los dioses del clima saben la causa y son tan variables como los expertos en meteorología”
Comentario
Estas son dos bonitas historias sobre dos recorridos completamente diferentes. La primera historia muestra que casi todas las personas con experiencia en patinaje pueden patinar esta ruta, pero me gustaría añadir, que eso es solamente verdad si el tiempo y el hielo son buenos como mis análisis indica .No obstante, tengo que admitir que siempre me gustaban las divertidas historias que contaba mi tío Frans como reportero deportivo aunque no siempre le creí. En este caso no le creo y le pregunté a la "Vereniging Friesche Elfsteden" si algunas de las personas mencionadas habían terminado la ruta y solo mencionó un nombre encontrado, Max Jelsma. Es, sin duda, una buena historia pero 200 kilómetros en patines de hockey es demasiado.