Frisones son gente realmente fantásticos
Johan Brouwer
En 1997 fui uno de los 4.200 afortunados que obtuvo, por sorteo, una licencia de participación de entre los 14.156 patinadores profesionales inscritos. Mi grupo salió a las 10h45 por lo que perdimos unas preciadas horas de luz. A mitad de camino entre Franeker y Bartlehiem oscureció y empecé a pensar en renunciar. De repente, oí una voz que decía:” ¡No te atrevas!, ¿me oyes? Sigue patinando. Hasta Bartlehiem solo quedan 20 kilómetros. Yo, que no soy deportista, lo hago en 45 minutos, para ti debe ser fácil, ya verás. Y luego solo hay 12 km a Dokkum y a partir de Dokkum tienes el viento de espalda, todo recto hasta la meta! "
¿Pero llegaré a tiempo?, protesté débilmente.
¡Claro! “Es pan comido” Déjame que te dé un masaje en las piernas y el hombre cumplió su promesa.
No soy de ese tipo de personas que se deja masajear las piernas por hombres desconocidos pero sus intenciones eran tan buenas que no me atreví a protestar. Además, después de 150 kilómetros de patinaje me vino muy bien.
"Déjame aquí tus cosas, que te las guardo" Sinceramente me conmovió la simpatía de aquel desconocido. Antes de ponerme de nuevo en marcha le dije que los frisones eran gente realmente fantástica. Me sentí avergonzado, porque me dijo que no era de Frisia sino de Noord-Brabant..
¡Gracias desconocido, me has salvado!
Al final y después de 13 horas y 41 minutos de patinaje crucé la línea de meta, a las 00h11. Once minutos más tarde para conseguir el “Elfstedenkruisje".
Reacción de Willem Saris
Es un castigo por gustarte tanto el masaje del hombre de Noord-Brabant. Pero la medalla de la Elfstedentocht es muy pequeña y la olvidas rápidamente, en cambio, los buenos recuerdos de esta ruta estarán en tu memoria para siempre.
En 1997 fui uno de los 4.200 afortunados que obtuvo, por sorteo, una licencia de participación de entre los 14.156 patinadores profesionales inscritos. Mi grupo salió a las 10h45 por lo que perdimos unas preciadas horas de luz. A mitad de camino entre Franeker y Bartlehiem oscureció y empecé a pensar en renunciar. De repente, oí una voz que decía:” ¡No te atrevas!, ¿me oyes? Sigue patinando. Hasta Bartlehiem solo quedan 20 kilómetros. Yo, que no soy deportista, lo hago en 45 minutos, para ti debe ser fácil, ya verás. Y luego solo hay 12 km a Dokkum y a partir de Dokkum tienes el viento de espalda, todo recto hasta la meta! "
¿Pero llegaré a tiempo?, protesté débilmente.
¡Claro! “Es pan comido” Déjame que te dé un masaje en las piernas y el hombre cumplió su promesa.
No soy de ese tipo de personas que se deja masajear las piernas por hombres desconocidos pero sus intenciones eran tan buenas que no me atreví a protestar. Además, después de 150 kilómetros de patinaje me vino muy bien.
"Déjame aquí tus cosas, que te las guardo" Sinceramente me conmovió la simpatía de aquel desconocido. Antes de ponerme de nuevo en marcha le dije que los frisones eran gente realmente fantástica. Me sentí avergonzado, porque me dijo que no era de Frisia sino de Noord-Brabant..
¡Gracias desconocido, me has salvado!
Al final y después de 13 horas y 41 minutos de patinaje crucé la línea de meta, a las 00h11. Once minutos más tarde para conseguir el “Elfstedenkruisje".
Reacción de Willem Saris
Es un castigo por gustarte tanto el masaje del hombre de Noord-Brabant. Pero la medalla de la Elfstedentocht es muy pequeña y la olvidas rápidamente, en cambio, los buenos recuerdos de esta ruta estarán en tu memoria para siempre.